martes, 13 de marzo de 2018

ECUADOR: VIVA LA EMANCIPACIÓN DE LA MUJER TRABAJADORA Y REBELDE



Discurso de la cámarada responsable del Frente de Defensa de los Trabajadores de Imbabura. Evento de las compañeras del Sindicato Nacional de la Salud.
 
VIVA LA EMANCIPACIÓN DE LA MUJER TRABAJADORA Y REBELDE
No quisiera iniciar sin emitir mi más profundo y respetuoso saludos a la ideología del proletariado, el marxismo-leninismo-maoísmo, al pensamiento Gonzalo; saludar la memoria de la camarada Nora, del Partido Comunista del Perú; de la camarada Sandra, del Movimiento Femenino Popular del Brasil, a nuestra recordada camarada Cecilia, quien con criterio de clase estuvo al frente de este sindicato; a todas las mártires que entregaron sus vidas por la causa de la mujer, que no es otra sino la causa de la liberación de los pueblos y la permanente lucha por la conquista del poder para la clase, para los oprimidos; a mis compañeras y camaradas del Movimiento Femenino Popular, organización de las mujeres proletarias, campesinas y populares al servicio de la transformación de nuestra sociedad y del mundo.
Queremos también saludar al sindicato de la Osuntramsa, a las compañeras y camaradas por la realización de este acto del cual aspiramos convertir en un verdadero homenaje a la mujer oprimida, explotada y que clama su emancipación.
A las mujeres obreras explotadas, a las campesinas pobres y a las sencillas mujeres de nuestro pueblo. A las mujeres oprimidas del mundo.
Estamos aquí compañeras, muchas de nosotras lo hacemos sujetas de criterios coherentes, consecuentes con el significado que tiene este día, sin embargo, otras, ajenas al verdadero sentir que debemos tener aquellas mujeres que comprendemos que la mitad del cielo descansa en nuestros hombros, y con eso, la responsabilidad compartida de ser partícipes en la transformación del mundo.
No basta compañeras con reunirnos y hablar de la liberación de las mujeres, mucho menos de caer en el feminismo burgués que nos coloca a la cola de aquellas oportunistas que lo único que buscan es tener la posibilidad de ocupar los mismos escenarios de los hombres, ya sea en a la actividad económica, política, social, sexual, y hasta conductual. No compañeras, eso no es liberarnos, porque en la mayoría de los casos terminaremos colocándonos del lado de ellos, pero también del lado de sus taras, de su comportamiento ruin, oportunistas, otros, revisionistas, traidores y traidoras con los intereses de los trabajadores y trabajadoras explotadas.
Ya Mariátegui decía: "Las mujeres como los hombres son reaccionarias, centristas o revolucionarias, no pueden por consiguiente combatir juntas la misma batalla, en el actual panorama humano, la clase diferencia más a los individuos que el sexo.
Así ha sido hasta aquí compañeras.
Nos hablan de Manuelita Sáenz, libertadora del libertador que se dio modos de morir junto a sus dos esclavas, Jonatas y Nathan y sin embargo junto a Simón Bolívar no tuvieron los arrestos necesarios para dar la libertad a negros, negras indios e indias, hechos que solo se dieron 30 años después en el gobierno de Urbina, en 1852-1853.
Pero eso sí, nada dicen que en esos mismos años de la independencia tuvimos insignes representantes del campesinado pobre y explotado, del pueblo oprimido y de las mujeres libertarias como Lorenza Abimañay, Jacienta Juárez y Lorenza Peña que encabezaron el levantamiento indígena de Columbe, Chimborazo, en 1803, en contra del régimen colonial y sentando las verdaderas bases campesinas para la lucha por la independencia que en fin de cuentas poco o nada representó para nuestro pueblo.
Estas luchadoras indómitas posteriormente fueron capturadas y particularmente, Lorenza Abimañay degollada junto a Julián Quito, otro de los líderes del levantamiento campesino.
En 1871, con el levantamiento de Fernando Daquilema, en Yaruqíes, Chimborazo, contra el régimen clerical de García Moreno. Esta vez fue Manuela León, aguerrida combatiente del pueblo que ya luchó por nuestros intereses de mujer; a Tránsito Amaguaña, que junto al único lado donde las mujeres podemos compartir de mejor manera nuestras vidas, codo a codo, hombro a hombro, suspiro a suspiro con los hombres, aquellos comprometidos con la lucha y las justas causas de la clase y del pueblo.
Nada de eso recoge la historia oficial, pero eso sí, la prensa de estos días nos habla de la Dra. Matilde Hidalgo de Procel que en 1929, a decir de aquellos que escriben la historia a su manera, nos abrió el camino para que nosotras nos incorporemos al régimen electivo y podamos votar en las urnas.
Patrañas, mentiras, lo que ahí se registró fue el hecho de dar inicio a una nueva forma de domesticación de la mujer, está vez con ese cuento de la democracia representativa, electiva, farisea, que nos abría los brazos a la ingenuidad y al oportunismo.
No dicen, sin vergüenza alguna, que la mujer ecuatoriana se ha redimido porque hoy ocupan puestos como asambleístas o directoras de partidos políticos de la reacción, el oportunismo y el revisionismo, pero no nos dicen que su comportamiento político e ideológico no es diferente de aquellos que nos han gobernado por centenas de años y que sólo han dejado un reguero de miseria y violencia.
Y así ha sido a lo largo de la historia.
Pero también es importante que ustedes compañeras conozcan que hace ya algunos años, en la década de los 90 del siglo pasado, este sindicato estaba militado y dirigido también por mujeres de nueva estirpe como la camarada Cecilia Hidalgo, militante del Partido Comunista del Ecuador-Sol Rojo.
Cuenta que ustedes conozcan que nuestras compañeras no solo luchaban por la firma del contrato colectivo y la reivindicación de nuestros derechos de los cuales ustedes aún se benefician, sino que luchaban por las reivindicaciones del pueblo en general, es decir, el sindicato tenía una correcta línea de clase, ideológica, que muchas de esas mujeres que nos llevaron a vivir jornadas de lucha pocas veces vista y reconocidas participando activa y combativamente en las huelgas nacionales, la toma de la catedral en la plaza de la independencia de Quito, de la presidencia, lugares donde nuestras compañeras de la Fetsapí y de la Osuntramsa en general lucharon y resistieron los fuertes y violentos embates de la reacción, o aquella acción que dio la vuelta al mundo cuando junto a los compañeros del Frente de Defensa de las Luchas del Pueblo, nos tomamos la embajada de México para denunciar las políticas anti obreras del régimen de turno.
Cuanta gloria compañeras, cuanta lucha, cuantos espacios donde verdaderamente estábamos ejercitando nuestro proceso de liberación, de emancipación como mujeres.
Entonces, eso es lo que debemos rescatar, ese espíritu de lucha que tiene nervio, pensamiento, filosofía y acción que se muestra en la ideología. Es decir compañeras, sino tenemos la ideología correcta que guíe nuestras luchas, nuestros propósitos como mujeres, pero sobre eso, como clase, nada habremos hecho, en nada habremos avanzado sino ponernos a la cola de aquellos hombres que hoy se muestran serviles al viejo estado burgués-terrateniente.
Compañeras, hay que tener claro que este no es un día de fiesta, no es un día de rosas y de brindis, es un día conmemorativo, de lucha, donde la obligación de retomar la banderas de Lorenza Abimañay, de Manezuela León, Transito Amaguaña, de la camarada Nora, Sandra, Edith Lagos, de Cecilia, urge, más cuando asistimos a la decadencia del imperialismo, del capitalismo burocrático y su sistema de gobierno, la democracia burgués-terrateniente, que definitivamente está podrida, corrupta, y con ella quienes la sostienen, pero hay que entender que sola, por sí misma no se derrumbará sin que nosotras, nosotros, no pongamos esa necesaria cuota de lucha, de sacrificio.
Que esta oportunidad compañeras, se constituya en un acto de reflexión y compromiso sobre el verdadero papel que tenemos las mujeres, no en los partidos políticos electoreros que nos utilizan como ganado electoral, no compañeras, mucho menos sumisas ante el régimen patriarcal y machista que siempre se da modos para ponernos a la cola porque esa es su naturaleza semifeudal. Nuestro rol está más allá, está junto al hombre y ellos junto a las mujeres que tienen criterio y conciencia de clase de su rol transformador.
Vamos a bregar por recuperar el movimiento sindical en el país, vamos establecer jornadas de formación y lucha, que, sobre los hechos, nos forjen como mujeres libertas, verdaderas hijas de la clase y del pueblo.
Vamos a bregar porque el sindicato también esté dirigido por mujeres, no necesariamente desde actividades suplementarias, sino ahí, al frente de todas y de todos, pero no por el sencillo y natural hecho de ser mujeres, sino de ser proletarias con conciencia de clase, cobijadas por la ideología correcta, y créanme compañeras, no es otra que el marxismo leninismo maoísmo.
No queremos rosas, queremos el fuste para castigar a los que oprimen al pueblo.
No queremos que nos vena como ganado en competencia, o como ganado electoral, si nos ven, que nos vean como somos, trabajadoras, madres, compañeras, hijas, combatientes; que nos vean como sus verdugos, como esa pesadilla roja que estremecerá sus vidas minutas a minuto hasta que sean barridos por siempre; nos guste o no, como sus sepultureras, sus sepultureros. Eso somos.
No queremos halagos ni que nos subestimen, queremos desatar la furia milenaria de la mujer que desde la perspectiva de clase que es centro para la construcción de la sociedad de Nueva Democracia, tránsito ininterrumpido al socialismo, antesala del dorado comunismo.


¡VIVA LA MUJER PROLETARIA!
¡SIN CORRECTA DIRECCIÓN IDEOLÓGICA EN LA LUCHA DE LAS MUJERES, NADA CONQUISTAREMOS!
¡LA EMANCIPACIÓN DE LA MUJER SOLO SERÁ POSIBLE EN EL CURSO DE LA TRANSFORMACIÓN REVOLUCIONARIA DE LA SOCIEDAD CON GUERRA POPULAR!
¡VIVA EL MARXISMO-LENINISMO-MAOÍSMO!
¡VIVA LA GUERRA POPULAR EN LA INDIA, TURQUÍA, FILIPINAS Y EL PERÚ!
¡SI NO COMBATIMOS AL REVISIONISMO, NADA HABREMOS HECHO!
¡V EL MOVIMIENTO FEMENINO POPULAR!

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